sábado, 24 de enero de 2009

Y el Oscar es para....

Cuando algunos amigos cercanos al Planeta Fútbol me preguntaban, o me hacían pensar en un once ideal a nivel mundial, siempre dudaba en escogerlos. Pero hay un puesto, en el cual, no podría existir variación alguna: el de Arquero. Siempre, en mi equipo titular, Oscar Ibáñez tendrá el sitio asegurado, dentro de la enorme cantidad de estrellas que tengo para escoger.

Podría escoger a arqueros como Casillas, Buffón, Van der Sar o Cech, pero para mí, Ibañez siempre será el número 1, no solo por su eficacia en el arco, sino por no haber dejado de ser, el Oscar Ibáñez persona.

Soy hincha acérrimo de Alianza Lima, pero también es de un buen fanático, reconocer los buenos aportes del rival. En su momento reconocí la magia que tenía Gustavo Grondona, o el coraje de José del Solar en el medio campo de la U. Hoy, solo me queda unirme al sin fin de reconocimientos a Ibáñez, por tan excelente trayectoria.

Cómo olvidar el penal atajado a Chilavert en el 2000? Como dejar de recordar ese mano a mano a Marcelo Salas en 2003, en la inolvidable final que Cienciano superó a River Plate por la Sudamericana?... esa imagen de Oscar, trepado en el arco norte del estadio de Matute, en la consagración crema en la casa del rival eterno.
Un experto en el ''mano a mano'', atajadas increíbles y del cual, siempre salió airoso. Durante años, defensas como Pajuelo, el Cheta Domínguez, Lugo, Acasiete, hasta los últimos defensores como Galván, sintieron la confianza y seguridad que sólo Oscar sabía brindar y que supo defender con éxito en su paso por Carlos Manucci, Deportivo Municipal, Universitario de Deportes, Cienciano y Sport Boys.

Se despidió como quiso. Con la 1 crema, en un clásico ante Alianza Lima y en Matute. Triunfo crema por 2-1 y un Ibáñez fenomenal, como en sus mejores años, dando la impresión que podría seguir jugando unas dos temporadas más. Ilusionando al hincha merengue, con poder ver a su último gran ídolo, vestido de corto. Así se fue Oscar, con la frente en alto, todo un ganador, celebrando en casa ajena.

Más allá del profesional, está la persona... y es algo que siempre admiré de Ibañez, porque a pesar de conseguir un tricampeonato con Universitario, y dos títulos internacionales con Cienciano, no perdió esa humildad y sencillez que tanto lo ha caracterizado.

Sólo me queda decir, GRACIAS OSCAR, por todos estos años, inicialmente de amargura, pero con el correr del tiempo de satisfacción, porque nos enseñaste que con sacrificio y planificación, se pueden lograr grandes metas. Gracias por tantas alegrías y sobretodo, por ser un modelo para todos.



miércoles, 21 de enero de 2009

Pichanga

¡PICHANGA! Que extraña palabra no? Pero que siempre se escucha decir cada fin de semana entre los amigos ''peloteros''; los del trabajo, los amigos de barrio, de colegio, en fin, un pretexto para pasar un momento agradable y sobretodo saludable.

Pasan los años, suben unos kilitos, pero no se eliminan las ganas. Juntarse con los amigos de siempre y disputarse verdaderas finales, recordando aquellas tardes de sàbado, cuando nos juntabamos en el parque del barrio, cargando piedras para los arcos, usando tizas para delinear los bordes del campo y a jugar contra los del barrio contrario.


Recuerdo también las pichangas en el colegio. En primaria, jugando con las botellitas de yogurt aplastadas. Mientras que en secundaria, armábamos una pelota de papel y la envolvíamos con todo lo que encontrabamos en el camino, sea cinta adhesiva, bolsas donde traíamos la lonchera. Nosotros alucinábamos estar en el Santiago Bernabeu o la Bombonera, pero nadie nos podía quitar esos 15 minutos del recreo para divertirnos.


Gol, un mal pase, jugadores que ya ni pueden correr, un arquero que tapa de todo y otro que es una coladera. Un vidrio roto o los parabrisas de los carros destruidos, todo producto de la pasión y las ganas que se le ponen a cada partido.


Pasan los años, y quedamos pocos, pero las costumbres no pasan, como por ejemplo, jugar el famoso ''fun man chu'', para definir al arquero, que en algunos casos, yo siempre lo perdía. También cada equipo tenía a su ''abuchero'', ese que juega de 9 y que no se movía para nada de la delantera, si es que no anotaba un par de goles. La pierna fuerte no podía faltar y siempre habían unos dos o tres que se encargaban de hacer el trabajo sucio y evitar que los talentosos del cuadro rival hagan de las suyas. Ese talentoso que al mismo tiempo se vuelve afanoso y que siempre quiere que se le denomine la figura del equipo. Al final, termina siendo ''apanado'' por sus compañeros.


Aunque siempre jugamos a ganar, siempre salimos con signos de cansancio, pero reconfortados por haber hecho un buen partido. Y luego la gaseosita de rigor... para matar la sed.


Son las pichangas de siempre... esas que siempre serán motivo para juntar a los amigos de siempre, a aquellos que no veíamos hace mucho tiempo. Ese motivo para quitarnos el strees de encima y seguir intentando emular la capacidad de ídolos como Batistuta, Zidane o Ronaldo.